Romance I
VENUS DORMIDA
Anoche murió un poeta
entre el mar y los pinares,
abandonado en la orilla,
envuelto en rimas sin cauce
y un viejo abrigo raído.
En un charco de romances
y borracho de poesía,
sin musa que le abrazase.
Rostro con muchos inviernos,
barba crecida y salvaje,
sus ojos resplandecían
llenos de estrellas fugaces.
Un alma helada buscando
calor en lluvias voraces,
lobo solitario y triste,
con escarcha en el pelaje,
zarzas en el corazón
y en los labios el oleaje
roba lágrimas de rabia
que en su mirada aún nacen.
Aliento de amor perdido
entre candentes amantes
carentes de nombre y rostro,
descanso de aquellos viajes
en que buscaba a su Venus,
catando escasos manjares,
marchaba al alba del lecho,
abandona el nido el ave,
siguiendo siempre a su ninfa,
con decisión y coraje,
aunque ya sin ilusión.
Y finalmente comparte
el reclamo de la Muerte,
y con esperanza parte
a encontrarse con su amada,
diva que inspiró su arte.
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