Mi estrella fugaz
Me duelen las farolas que se alejan desde el autobús,
que me arrastran, de forma irremediable, más lejos de ella,
y me maltrata el fantasma del beso que no la he dado.
Cómo quema su mirada y cómo brilla su sonrisa,
cuando saboreo su rostro con mis ojos
y el tiempo se para alrededor, entre las vueltas
y los golpes de cadera que me deslizan por su cuerpo,
en el éxtasis de la danza y la eternidad del momento,
cuya magia se disipa en los kilómetros recorridos, como un sueño.
El mundo se difumina, y no recuerdo quiénes somos.
Ahora me muerde la sensación
de que nuestra noche ha terminado,
cuando debía durar para siempre.
ArGoS
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