LA CORONA OLVIDADA
La lluvia caía suave y tibia sobre nuestro jardín secreto, y un estrecho tejadillo de piedra apenas ocultaba nuestros cuerpos, abrazados en aquel rincón escondido. Ajenos al mundo y a su reloj, contemplando un árbol blanco sobre la roca y el verde de la hierba. Tumbados, mirando las estrellas, siendo reyes con coronas de cartón que olvidamos, empapadas, en la lluvia para probar que no fue un sueño.
La lluvia caía suave y tibia sobre nuestro jardín secreto, y un estrecho tejadillo de piedra apenas ocultaba nuestros cuerpos, abrazados en aquel rincón escondido. Ajenos al mundo y a su reloj, contemplando un árbol blanco sobre la roca y el verde de la hierba. Tumbados, mirando las estrellas, siendo reyes con coronas de cartón que olvidamos, empapadas, en la lluvia para probar que no fue un sueño.
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