miércoles, 22 de febrero de 2023

Fénix de libertad

Aúllas, Mistral, viento del noroeste, ave de fuego, furia del invierno, canto que arenga un ejército de anhelos en mi alma. Lázaro desnudo, sacudiéndose el yugo de su sepulcro prematuro. Sobrevuelas la nieve, patinando en la aurora boreal que oteo desde la ventana de mi cabaña. Y yo, hipnotizado por tu gracilidad, me admiro ante tu aérea danza de vapor de hielo bajo un cielo gris oscuro. Tus ojos d carbón encendido me miran, y de un soplo mi estómago se encoge, la chimenea apaga sus ascuas, y el vendaval arranca de sus goznes las ventanas que me protegían del crudo invierno y de la realidad. El viento besa con violencia mis labios, el frío golpea mi cuerpo, tu aullido rebota en mis esquinas, ocupando todos los rincones de la estancia. Y entonces, todo se ilumina con el fulgor del un sol, al entrar tu cuerpo flamígero en la pequeña cabaña, una tormenta que baila sobre mi cuerpo, arrastrando una estela orgiástica de caos, rabia y amor bajo un edredón. Entre tal alagarabía, mi grito se escucha mudo de asombro y de terror. Mi vida se inconera, estallando en alegres llamaradas que al momento me arropan con su intenso calor. En ese momento te enfrías, y de tu antigua forma renaces humana, casi divina, desnuda y con botas rojas, danzando entre las cenizas y escombros en los que apenas puedo reconocer mi habitación. Me envuelves y bailo, y mi cuerpo ahora es humo que besa tu cuerpo, cubriéndote de caricias como un vestido. Una luna argéntea y hechicera besa tus labios, transformándonos en lobos salvajes. Y corremos, volando por las estrellas, con ojos de magma solar, sobre una estela helada, dispuestos a quemar otros refugios de cartón, de miedo y de tristezas.