jueves, 22 de octubre de 2015

El viento sigue soplando

El viento sigue soplando

Mi sombra me abordó anoche en un callejón,
y desde un sucio charco de agua, mi reflejo
me gritó que huyera con él. A otro color, a otra textura.

Pisé el charco y corrí, asustado, bajo el aguacero
interminable de cualquier ciudad. Los espejos reventaban
a mi paso, salpicándome astillas a carcajadas,
esquirlas como lágrimas heladas
que mudaban mi piel a dentelladas,
bajo una luna escondida en las sábanas del cielo.


Mis golpes exhalaban cristal, granizando sobre la lluvia,
relampagueando sobre una risa que no conseguí acallar.
Burlona, maníaca, me persigue dando tumbos de eco
por las paredes, embriagada de desesperación.

(Y vaya donde vaya, soy el fantasma de mi sombra)
 

Corro, buscando ser senda, cualquier forma, esta noche.
El sudor se desprende de mi cuerpo, volando contra corriente.
Huí por todo el mundo, y tuve siete nombres en cien vidas diferentes.
Siempre vuelve, furiosa, exigiéndome que la acompañe
a otro mundo, muy dentro de mí, viajando a través de los espejos.
(Y el tiempo que encadena mi cuerpo,
arde sobre mi pecho con mi propio calor).


Al fin, me desnudo en la playa,
y soy la estela tras un barco de cartón.
Enredándome en tirabuzones,
me deshago para existir.
(Y al quedarme contigo, dejaría de estar conmigo)
Abandoné mi cuerpo en un recuerdo
de sal marina que tirita tras mi paso.


Pero huyo. Y el viento me persigue, arrastrando un aullido.

22/10/15 ArGoS

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