De huéspedes
Y a pesar de toda esta nube negra,
es delicioso volver a sentir el sabor
y la calidez de mi sangre en los labios.
Y aunque “salté al fondo y ahora me ahogo
en tus mares”, no dejo de agradecerte
que arrancaras la hiedra de la piedra.
Vestida con tu aracnofobia y tacones,
comprendo que no quieras avanzar más,
para saludar a mi huésped de ocho patas.
Le transmitiré tus excusas, y se alegrará,
porque es bastante agresiva, y no le gusta
que le expulsen del corazón que devora.
Quizás cuando aprenda a barrer telarañas
pueda volver a mirarte, y ofrecerte un hueco
más cálido y limpio, donde invadir mi vida.
ArGoS
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