DAMA PÁLIDA
Acompañante de mis noches tristes,
nocturna doncella de nieve y
niebla,
dulce despertar de un día de
lluvia.
Melancolía de latidos grises,
caído ángel, sólida tiniebla,
bebe mi sangre, deidad de alma
turbia.
Nívea blancura en llanto perlada,
bésame con el naufragio del sol,
desgarrando mi piel, helada
estrella.
Fina hermosura en marfil tallada,
un sueño de eternidad sin calor
en que anclada esperas, sirena
bella.
Arrastra mi barca con tu marea,
y una noche de clara luna llena
aullaré a la rosa que en mí
marchita.
Mi espíritu está encallado en la
arena,
deshaciéndose en lamentos y penas
mientras mi cuerpo en tus ojos
dormita.
Ya ninguno de los dos sabe amar,
ahora aliméntate de mi carne,
yo haré lo mismo con tu esplendor.
Y juntos en la eterna oscuridad
volemos entre pecados y sangre,
dos sombras unidas en un desamor.
ArGoS
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