domingo, 13 de marzo de 2016

Soneto XXV




RESUCÍTAME

El ruido me va calando fuerte, fuerte,
tronando y encharcando mi pecho,
jirón de nubes que cubre el techo,
marea negra sedienta de muerte.

Si abandoné mi alma a su suerte,
no quiera el mar alejarla gran trecho,
pues aunque llorando se fue, de hecho,
dejó tras sí un corazón inerte.

Son estos versos música vacía,
el canto al alma que no los escribe,
el eco del veneno que me inunda;

Aun no estando completo todavía,
mi mano ya, con angustia, persigue
el poema de esta noche profunda.

5/6/11 ArGoS

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