domingo, 13 de marzo de 2016

MUERTA ESTÁ, MUERTA




Si la suerte echada me condena
al agridulce desamor, purpúrea
melancolía, escarcha que abrasa,
¿ alternativa, acaso, me queda
a esa máscara, sonriente y pétrea
con la que unirme al eterno baile?

Quizá en medio de la noche, cansado,
esnife una raya de soledad,
abrazando, cobarde, Su cuerpo,
ritmo de una música del pasado,
que arrulla o masacra a su compás
mi corazón, marcado con Su nombre.

Bebiendo el vino de la poesía
en la esquina de una noche de invierno,
envuelto en besos viajeros del tiempo.
Brindar, honrando a una sombra impía,
viéndola en sueños, dormido viviendo,
( aún amándola, bajo el antifaz).

Marchito marido de la tristeza,
amante de la prohibida esperanza.
Pero, ¿y Ella? Muerta está, muerta.
Mas cierto que descansaré en vileza
si no bajo al infierno a rescatarla
o expulso su veneno de mis venas.

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