domingo, 29 de noviembre de 2015

Efecto Venturi




Un sapo sobre mi pecho,
el último retazo de realidad;
los colores fundiéndose con olores,
los sonidos con sabores de colores,
y el tacto, liberado en mil direcciones.

Lo aplasto contra mi esternón,
mi cama no deja de dar vueltas,
y la gente es humo que se disipa.
Hace años, soñaba en dibujos animados,
coloridos, poderosos y plenamente vivos.

Hoy sueño en sombras grises, fantasmas,
miedo a vivir, sensaciones, pulsaciones.
La continuidad de antes es humo derritiéndose
en el cielo carmesí de mis sueños de ahora.

El sapo me aplasta, me protege,
y esconde mi alma del ojo ávido del huracán.
Echo un vistazo por encima de las sábanas,
y me pregunto si seré capaz, si quiero,
soportar otra embestida brutal de vida y muerte.

La droga es demasiado potente para mi cuerpo,
maltrecho, amoratado y prácticamente desangrado;
pero quizás una calada discreta y tímida, o un chute
en todo su esplendor, sean mi última oportunidad.

Me agazapo, salvaje y desesperado por la irrealidad,
y su mirada nebulosa expande en chispas mi salto final,
hacia el fuego fatuo que baila el camello en la oscuridad.
Todo lo que queda está en tus manos, último chute de vida.

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