Caminho
El sol y la lluvia juegan con tu sombrero,
el monte y la ciudad se deslizan bajo tus botas,
la tierra y la mar nacen y mueren ante tus ojos,
las huellas que dejaste atrás se disiparon
como el humo de un cigarrillo.
La longeva paciencia del desierto,
las millas nunca cubiertas riéndose
de la certeza del siguiente paso.
La ilusión de un refugio al anochecer,
una hoguera donde cantar andanzas
y quemar sueños ya vividos, hasta que
el viento esparza las cenizas al amanecer.
De nuevo, las dunas sin fin se esparcen
en las arenas del tiempo, mas son tus ojos
dos estrellas, titilando cálidas en la noche.
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