No te necesito, aún siendo mis huesos.
El día me arrastra como a un periódico,
que cobra vida para revolotear por la calle sucia.
Aún siendo mi esqueleto, puedo seguir sin ti.
Oigo mi corazón al parar un momento,
y sé que mi cerebro no puede engañarme más.
No voy a morirme porque te vayas lejos.
El conglomerado de músculo y vísceras que soy hoy
sabe arrastrarse bajo la lluvia que escupiste ayer.
Y no voy a llorar tu ausencia, siendo tú mi calavera,
mas las lágrimas no tienen donde apoyarse
y se deslizan como ríos de sangre por mis mejillas.
No voy a pedirte que vuelvas, mi mitad, mi solidez,
aunque el asfalto queme más de lo que podría imaginar,
mientras me muero por seguir tus huellas hasta donde estés.
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