En el perfume agrio que arrastra el gusano de luz,
en el destiempo que pasa bostezando sin compás,
doy vueltas a este pequeño planeta gris humeante.
Y tu despedida ensangrentada me salpica,
me cubre, me ahoga en tu malestar.
No volaremos nunca más,
pues te envuelves en tu jaula de oro.
Maldito sea tu canto, malditas mis alas.
Fuiste el agua del rocío, mojando
mi lengua desorientada tras una larga noche
de invierno, tras mi vuelo por un cielo seco y frío.
Te vas con el alba, como un sueño.
Y yo te odio y te quiero.
Desapareces, prisionera del amanecer,
entre sus brumas y tus rizos nublados,
mas me dejas hechizado, cantándole
a la noche, buscándote en su luna.
Irás a salvar la vida a otro nómada,
en otro durmiente rincón del mundo,
mientras yo te espero, y te añoro,
aleteando vagabundo por las azoteas
de esta ciudad vacía, llena de cascarones rotos.
12-02-16 ArGoS
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