sábado, 31 de octubre de 2015

El juego



EL JUEGO

Decían que iba a ser un verano tormentoso.
Aún no sé cuál es la gran tormenta que se está formando en la linde del cielo,
pero sus grises nubarrones, coléricos, se van adueñando de mis alas, escarchándolas;
y su marca, impresa en mi espalda, rozando mi sangre, parece un mal presagio,
otra brasa de la hoguera que hemos invocado.

Quizás merece la pena remover lo más oscuro de mi alma,
que ansía robar a dentelladas los reflejos engañosos de la luna;
bailar la danza de la Muerte, adorándola al destruirme; rebelarme contra mí.
Quizás sumergiendo mis venas en veneno, descubra un corazón de tinieblas
que llene de paz todas las cicatrices que la luz nunca supo curar.

Mi tempestad es el animal que lucha desesperado por devorarme,
relegar mi significado al olvido, y arrancar de mis entrañas
al más oscuro de los soles negros, a la más ardiente de las estrellas muertas.
Un espectro henchido de furia ciega que despedace toda la luz existente.

Ella es un relámpago, esclava de la tormenta que cree dominar,
encadenada a unos vientos furiosos que le arrastran por las nubes,
susurrándole al oído que puede volar.
Me agarra, me sobrevuela, me hechiza, para condenar nuestro espíritu en este embrujo.

El huracán, la verdadera fuerza, el gran titán, es ajeno a nosotros.
Descomunal, irascible, incontrolable; oscuro y hermoso.
Cuando llegue, embravecido, nos devorará sin darse cuenta,
y eso es lo único verdadero que conozco con certeza.
Mientras tiemblan mis alas congeladas sobre el abismo,
decido saltar en su corazón caótico y autodestructivo,
y ser el demonio enloquecido que girando lo alimenta,
mientras arden mis cimientos, consumidos por un juego.

jueves, 29 de octubre de 2015

Dolor, placer, vacío



DOLOR, PLACER, VACÍO

Busco el rastro en tus ojos,
la huella de la loba feroz
que me alimenta con el óxido efímero,
el sabor herrumbroso de la sangre.

Gota a gota, comienza a chispear.
La rabia, el latido, las distancias atrapadas.
Un baile ritual para invocar la lluvia,
nuestros más salvajes demonios.

El primer fogonazo en el cielo,
blanca ceguera, vacío de realidad,
ahoga por un instante el sonido,
me hundo en su frío silencio.

El trueno, tus colmillos de fiera,
el caos explosivo, destruyendo la nada.
Todos mis sentidos se abalanzan sobre mis restos,
y la furia, carmesí, me quema en los ojos.

Dolor, placer, vacío.
Calor, inconsciencia.
Ahora es mi cuerpo
el que reclama tu sangre.

Y al dominar con mi peso tu huida,
al forzar a tu cuello de cisne a exponerse,
al aplastar con mi lengua hambrienta
tu pulso acelerado contra tu piel.

Miedo, expectación, poder,
un hálito de realidad
impregna con su olor a vida
cada latido ardiente de este momento.

Un espasmo recubre mi cuerpo de llamas,
la presión de mi dentellada es euforia,
y tu gemido bajo, dolorido, placentero,
es la nube que desata la tempestad.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Bailarina de la tormenta



Bailarina de la Tormenta

Dicen que vuelas con el crepúsculo,
rasgando, cruel, la luz que agoniza,
en busca del trono del mismo infierno
para postrar a tus pies a Lucifer.

Dicen que a la noche eres niebla,
y que en el susurro de tu frío aliento
danzan nuestros espíritus animales
hasta que relampaguea el amanecer.

Vampírica señora de los sueños imposibles,
¿qué escondes en tus labios de tormenta?
Mueres en la maldición de la luna llena,
y aúllas, sin ningún deseo de escapar.

Quizá sepultaste en la tumba helada
un corazón de escombros, que aún late
cada vez que tus negras alas te alejan
de la orgía de sentimientos que dejas por estela.

Invade con tu veneno ardiente mi sangre turbia,
libera de mis cadenas al lobo que me habita.
Corrompe el sinsentido de los días de sed
y enséñame a huir de las mentiras del sol.

10/6/13 ArGoS

lunes, 26 de octubre de 2015

La corona olvidada




jueves, 22 de octubre de 2015

El viento sigue soplando

El viento sigue soplando

Mi sombra me abordó anoche en un callejón,
y desde un sucio charco de agua, mi reflejo
me gritó que huyera con él. A otro color, a otra textura.

Pisé el charco y corrí, asustado, bajo el aguacero
interminable de cualquier ciudad. Los espejos reventaban
a mi paso, salpicándome astillas a carcajadas,
esquirlas como lágrimas heladas
que mudaban mi piel a dentelladas,
bajo una luna escondida en las sábanas del cielo.


Mis golpes exhalaban cristal, granizando sobre la lluvia,
relampagueando sobre una risa que no conseguí acallar.
Burlona, maníaca, me persigue dando tumbos de eco
por las paredes, embriagada de desesperación.

(Y vaya donde vaya, soy el fantasma de mi sombra)
 

Corro, buscando ser senda, cualquier forma, esta noche.
El sudor se desprende de mi cuerpo, volando contra corriente.
Huí por todo el mundo, y tuve siete nombres en cien vidas diferentes.
Siempre vuelve, furiosa, exigiéndome que la acompañe
a otro mundo, muy dentro de mí, viajando a través de los espejos.
(Y el tiempo que encadena mi cuerpo,
arde sobre mi pecho con mi propio calor).


Al fin, me desnudo en la playa,
y soy la estela tras un barco de cartón.
Enredándome en tirabuzones,
me deshago para existir.
(Y al quedarme contigo, dejaría de estar conmigo)
Abandoné mi cuerpo en un recuerdo
de sal marina que tirita tras mi paso.


Pero huyo. Y el viento me persigue, arrastrando un aullido.

22/10/15 ArGoS

El mar que separa mi cama de la puerta